¿Cuántos niños necesitan atención temprana en España?
Cuantificar la población objeto de necesidad de atención temprana es fundamental a la hora de organizar las políticas públicas sobre la materia, y también a la hora de evaluar la actuación de los distintos gobiernos responsables.
Del concepto de atención temprana podemos extraer los dos elementos que conjuntamente nos permiten identificar objetivamente la población susceptible de necesitarla:
- Población infantil entre 0-6 años
- Población con alteraciones o trastornos del (neuro) desarrollo.
Ambos elementos muestran cierta problemática a la hora de cuantificar la población con necesidad de atención temprana:
- La definición de atención temprana hace referencia a una edad limitada hasta el cumplimiento de los 6 años. Este límite temporal tiene que ver con la gran importancia que se da conceptualmente a la precocidad en la detección de la necesidad y al inicio de la intervención: hay que intervenir cuanto antes, de la forma más temprana o precoz posible, porque de ello depende aprovechar la cualidad cerebral de la plasticidad para así poder optimizar las posibilidades de desarrollo. ¿Tiene sentido la intervención terapéutica más allá de los 6 años? Parece que nadie, basándose en evidencia empírica, lo discute. Por tanto las administraciones responsables deberían tener en cuenta, para cuantificar población objetivo y planificar actuaciones y recursos, esa parte de la población que, superados los 6 años, sigue necesitando un apoyo terapéutico, independientemente del modelo empleado para ofrecer el recurso. No obstante, para simplificar las estimaciones, en esta entrada solo hablaremos de estimaciones de población susceptible de necesitar atención temprana en base a la población infantil comprendida en el tramo desde el nacimiento hasta el cumplimiento de los 6 años.
- Cuantificar no sólo la prevalencia puntual sino una evolución a lo largo del tiempo de la misma es fundamental a la hora de planificar las necesidades de recursos en el tiempo.
En el concepto de atención temprana se hace hincapié en que la población infantil susceptible de necesitarla no son sólo aquellos niños sobre los que ya se ha observado la situación de discapacidad, sino también aquellos que: presentan una alteración del desarrollo que, con la intervención adecuada, no dará lugar a un trastorno permanente; están en situación de riesgo biológico (p.ej., por prematuridad en el nacimiento o un retraso en el crecimiento intrauterino) o ambiental (p.ej., por drogadicción de padres o cuidadores o situación de malos tratos).
En España, el estudio oficial a nivel estatal que puede considerarse más cercano al cumplimiento de esta necesidad cuantificadora es la Encuesta sobre discapacidades, deficiencias y estado de salud realizada por el Instituto Nacional de Estadística, cuya última versión data ya de 2008[1]. Del mismo se extraen las siguientes conclusiones, según el Grupo de Pediatría del Desarrollo de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria[2]:
– El 2,24% de niños de 0 a 6 años de edad tiene una limitación.
– El 2,5% de niños de esta edad tiene un trastorno del desarrollo que no va a derivar forzosamente en discapacidad.
– El 2,5% de niños presenta riesgo biológico o social de padecer un trastorno.
Este dato, por encima del 7%, es el que ha sido comúnmente utilizado[3] para fijar la población de niños entre 0-6 necesitados de atención temprana en base a la prevalencia de las alteraciones o trastornos del neurodesarrollo y las situaciones de riesgo en la población infantil. No obstante, otros datos más recientes podrían apuntar a un incremento de la prevalencia. El estudio publicado en 2009 por el Grupo de Pediatría del Desarrollo de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria incrementa ese porcentaje al 8,7% de la población infantil5. Recientemente, la responsable de atención temprana de la Comunidad de Cantabria situaba en un 10% la prevalencia en base a los datos poblacionales registrados por el servicio que coordina[4]. Por encima de los anteriores, un reciente estudio publicado por la Asociación Española de Pediatría señala una prevalencia de trastornos del desarrollo entre población infantil en edad pediátrica del 10%, a lo que habría que sumar toda la población de riesgo [7]. En otros países como EE.UU se estima que el 12-16% de la población pediátrica presentaría algún ‘problema del desarrollo o conducta’[5]
Los escasísimos datos proporcionados sobre atención temprana por los servicios responsables suelen hacer referencia únicamente a la población (o, a veces, a las plazas de recursos públicos) atendida desde el punto de vista de la intervención terapéutica en los centros de atención temprana y desarrollo infantil. Situemos, por tanto, una horquilla amplia que comprenda la población que se estima necesitará atención temprana incluyendo intervención y toda la población susceptible de necesitarla de alguna manera (no sólo intervención, también valoración, seguimiento, etc.), incluyendo también las situaciones de riesgo. En base a los datos mostrados anteriormente el intervalo de estimación podría situarse entre el 5 y el 10%.
Con esa horquilla estaríamos hablando de una población menor de 6 años susceptible de necesitar atención temprana de entre 128 mil y 256 mil menores. Esto supone que, sólo cuantificando el tramo de edad inferior a los 6 años, entre 27 y 55 de cada 10.000 ciudadanos de este país necesita atención temprana. Unas cifras rotundas que, sin duda, marcan la importancia cuantitativa de este tema. Sin embargo, a pesar de dichas cifras, la atención temprana no parece tener la importancia en términos de visibilidad entre el conjunto de la población que merece.
En la anterior tabla mostramos la estimación por comunidad autónoma[6], que nos servirá como referencia para una próxima entrada de evaluación cuantitativa de las coberturas realizadas por las administraciones responsables, las autonómicas.
Oscar Hernández Villegas
20 de agosto de 2018.
[1]<http://www.ine.es/dyngs/INEbase/es/operacion.htm?c=Estadistica_C&cid=1254736176782&menu=resultados&idp=1254735573175#>
[2] ALVAREZ GOMEZ, M.J.; SORIA AZNAR, J.; GALBE SANCHEZ-VENTURA, J. y ASOCIACION ESPANOLA DE PEDIATRIA DE ATENCION PRIMARIA (AEPAP). Grupo de Pediatría del Desarrollo. Importancia de la vigilancia del desarrollo psicomotor por el pediatra de Atención Primaria: revisión del tema y experiencia de seguimiento en una consulta en Navarra. Rev Pediatr Aten Primaria [online]. 2009, vol.11, n.41 [citado 2018-08-20], pp.65-87. Disponible en: <http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-76322009000100005&lng=es&nrm=iso>. ISSN 1139-7632.
[3] Así lo reflejan:
– El documento ‘Plan de Acción del CERMI Estatal en materia de Atención Temprana a Personas con Discapacidad’. Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad – CERMI (2005). https://www.cermi.es/sites/default/files/docs/colecciones/maquetabase20290705.pdf
– Grupo de Atención Temprana (GAT) (2011). La realidad actual de la Atención Temprana en España. Madrid: Real Patronato sobre Discapacidad. Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad.
[4] Echevarría, A (Mayo 2018). Jornada sobre la atención temprana en la Comunidad de Madrid. Universidad Carlos III de Madrid 31/05/2018. Intervención disponible en: <https://youtu.be/xvduDOH0ejU>
[5] King-Thomas L, Hacker BJ. A therapist´s guide to pediatric assessment. Dev Behav Pediatr. 1991;12:42-50.
[6] Tomamos como referencia para la estimación la población residente por edad (grupos de: 0, 1,2,3,4 y 5 años) y comunidad autónoma que proporciona el INE en su última actualización (enero 2018) <http://www.ine.es/jaxiT3/Tabla.htm?t=9681&L=0>
[7]. Carballal-Mariño M, Gago Ageitos A, Ares Alvarez J, Del Rio Garma M, García Cendón C, Goicoechea Castaño A, et al. [Prevalence of neurodevelopmental, behavioural and learning disorders in Pediatric Primary Care]. An Pediatr (Barc) (2017).10.1016/j.anpedi.2017.10.007